jueves, 9 de febrero de 2012

Recordando al Flaco

"El Flaco" ha partido a otro tiempo y espacio, será una estrella de amor, que nos iluminará por siempre.

Aquí su poesía y también su música.

"Cuando nombraste todas las cosas y te pesa sobre en los hombros lo ridículo y lo injusto y hay tanta inconmovible realidad a tu alrededor, te das cuenta que solo te quedan las cosas que más amas en algún momento y en alguna parte. Entonces todo parece una gran salina muy blanca en la cual estas parado sin ser bueno ni malo con tus cosas."
Luis Alberto Spinetta
 
Cuida bien al niño / Cuida bien su mente / Dale el sol de Enero / Dale un vientre blanco / Dale tibia leche de tu cuerpo // Todas las hojas son del viento / ya que él las mueve hasta en la muerte / Todas las hojas son del viento / menos la luz del sol // Hoy que un hijo hiciste / Cambia ya tu mente / Cuídalo de drogas / nunca lo reprimas / Dale el áurea misma de tu sexo.// 

"Cuando digo ´Cuidalo de drogas´ estoy diciendo: ´cuídalo de tu propia droga´. Todos los que pudimos salir de la mano pesada y mirar hacia atrás siempre concluímos que nuestros padres, la sociedad, la bomba atómica, Hitler, la Iglesia...todo eso nos llevó a consumir drogas, y ésa fue nuestra manera de relacionarnos con el mundo."
 
Muchacha...
La de la canción era Cristina Bustamante, mi primer gran amor. Vivía en el mismo edificio de Emilio y la conocía de vista. Pero una vez que los padres de Emilio habían viajado, invitamos a las chicas a tomar algo, a bailar, una especie de asalto. Y ahí me enamoré. Por primera vez. 
En realidad ya me había enamorado varias veces, pero siempre habían sido amores imposibles, por diferencia de edad: las maestras, las pibas más grandes. Y bueno, todos esos pequeños amores desembocaron en un gran amor, que fue el de esta muchacha ojos de papel. 
No sólo fue mi primer amor, sino también mi primer gran amor, inolvidable. Cuando estrenamos la canción en el Coliseo, fue tan rotundo el éxito que yo mismo lloraba, no lo podía creer. 
Aparte, el día que la estrené habíamos tenido una pequeña pelea, y en la mitad de la canción ella se fue. Yo cantaba y la veía irse por el pasillo hacia el fondo. Ese tipo de cosas bien de los dieciocho años. Después vino el éxito y sentí que la canción pasaba a la gente, lo mismo que cuando estrené “Plegaria” o “Figuración”.


El manifiesto escrito por el Flaco en 1973, fue un documento que definió su obra.
El texto fue entregado a cada asistente al lanzamiento del disco Artaud en el teatro Astral en 1973, un disco que es considerado por muchos como el mejor álbum de la historia del rock nacional argentino.
Aparecido con la firma de Pescado Rabioso, pero concebido íntegramente por Spinetta, fue una obra revolucionaria, contracultural. Vio la luz en 1973 acompañado del manifiesto titulado “Rock: música dura la suicidada por la sociedad”. Aquí, el texto:
 
ROCK: MÚSICA DURA. LA SUICIDADA POR LA SOCIEDAD.

Son tantos los matices que comprenden la actitud creativa de la música local – entendiendo que en esa actitud existe un compromiso con el momento cósmico humano– ,son tantos los pasos que sucesivamente deforman los proyectos, incluso los más elementales como ser mostrar una música, reunir mentes libres en un recital, producir en suma algún sonido entre la maraña complaciente y sobremuda que:

EL QUE RECIBE DEBE COMPRENDER DEFINITIVAMENTE QUE LOS PROYECTOS EN MATERIA DE ROCK ARGENTINO NACEN DE UN INSTINTO.

Por lo tanto: el Rock no le concierne a ciertas músicas que aparentemente INTUIDAS POR LAS NATURALEZAS DE QUIENES LAS EJECUTAN siguen guardando una actitud paternalista, tradicional en el sentido enfermo de la tradición, formulista, mitómana, y en la última floración de esta contaminación, sencillamente “facha”.

Sólo en la muerte muere el instinto.
Por lo tanto, si éste se mantiene invariable, adjunto a la condición humana a la que necesitamos modificar para reiluminarnos masivamente, quiere decir que tal instinto es la vida.

El Rock no es solamente una forma determinada de ritmo o melodía.
Es el impulso natural de dilucidar a través de una liberación total los conocimientos profundos a los cuales, dada la represión, el hombre cualquiera no tiene acceso.

El Rock muere sólo para aquellos que intentaron siempre reemplazar ese instinto por expresiones de lo superficial, por lo tanto lo que proviene de ellos sigue manteniendo represiones, con lo cual sólo estimulan “EL CAMBIO” exterior y contrarrevolucionario.
Y no hay cambio posible entre opciones que taponan la opción de la liberación interior.

El Rock no ha muerto.

En todo caso, cierta estereotipación en los gustos de los músicos debería liberarse y alcanzar otra luz. El instinto muere en la muerte, repito. El Rock es el instinto de vivir y en ese descaro y en ese compromiso. Si se habla de muerte se habla de muerte, si se habla de vivir, VIDA.

Más vale que los rockeros, cualesquiera sean sus tendencias (entre las cuales dentro de lo que se entiende por instinto de Rock no hay mayores contradicciones) jamás se topen con los personajes hijos de puta demonios colaterales del gran estupefaciente de la represión que pretende conducirnos por el camino de la profesionalidad.

Porque en esa profesionalidad se establece –y aquí entran a tallar todas las infinitas contusiones por las que se debe pasar hasta llegar a dar un juego que contradice a la liberación, que pudre el instinto, que modifica como un cáncer incontenible la piel original de la idea creada hasta hacerla, en algunos casos, pasar a través de un tamiz en el que la energía totalizadora de ese nuevo lenguaje abandona la sustancia integral que el músico dispuso por instinto en su momento de crear, y luego esa abortación está presente en los escenarios, en la afinación, hasta en la imagen exterior del mensaje cuando por fin se hace posible verlo.

Tengo conciencia de que el público ve esta debilidad y no se libera: sufre.
Luego esta ausencia de totalidad, esa parcialidad, es el negocio del Rock.
El negocio del cual viven muchos a costa de los músicos, poetas, autores, y hombres creativos en general.

O sea, esta difamación de proyectos sólo adquiere relieve en esa “ganancia” que representa haber ejecutado el negocio, y solamente en ese nivel hay una aparente eficacia.

Es la parcialidad de pretender que algo que es de todos termina en definidas cuentas en manos de aquellos bastardos de siempre.

Este mal, por último rebote, cae nuevamente en la nuca de los músicos, y los hace pelota.

Luego de participar del juego, son muy pocos los que aun permanecen con fuerzas para impedir la trampa al repetir una y otra vez el juego mediante el cual expresarse, o simplemente arriesgar en el precipicio de la deformación un mensaje que por instintivo es puro y debería llegar al que lo recibe tal cual nació.

Este juego pareciera ser el único posible (hay mentalidades que nos fuerzan a que sea así).
 
Lo importante es que hay otros caminos.

Luego de haber caído tantas veces antes de ejecutar esa caída final, parábola definitiva en la que se cierran los cerebros para no amar ni dar, hay muy pocos músicos que pueden seguir conservando ese instinto.
DENUNCIO SIN EL LIMITE DE LA DENUNCIA
A LO QUE NO RECIBE DENUNCIA
A LO QUE LA DENUNCIA TRASPASA
A ALGO PEOR QUE LA DENUNCIA.

Denuncio a los representantes y productores en general, y los merodeadores de éstos sin excepción, por indefinición ideológica y especulación comercial.

Ya que estos no se diferencian de los patrones de empresa que resultan explotadores de sus obreros.
O sea, por ser los engranajes de un pensamiento de liberación a quienes no les interesa que toda la pieza se mueva, dado que al producirse el más mínimo movimiento, serían los primeros en auto reprimirse y dejarían por tanto de participar en la cosa.

Denuncio a ciertas agrupaciones musicales que se alimentan con esas mentalidades no libres, a pesar de contar con el apoyo del público de mente libre.

Denuncio a otros grupos musicales por repetitivos y parasitarios, por atentar contra la música amplia y desprejuiciada, estableciendo mitos con imágenes calcadas de otras músicas que son tan importantes como las que ellos no se atreven a crear ni sentir.

Denuncio a los tildadores de lo extranjerizante, porque reprimen la información necesaria de músicas y actitudes creativas que se dan en otras partes del planeta, y porque consideran que los músicos argentinos no pueden identificarse con sentimientos hoy día universales.
Además es de prever que si estos señores desconocen que la Argentina provee a su música nuevos contenidos nativos, ellos mismos están minimizando la riqueza de una creación local apenas florecida.

Denuncio a otras mentalidades por elitistas y pronosticadoras del suceso de la muerte de algo que por instintivo no puede morir antes de la vida misma.
Denuncio a las editoriales “fachas” por distribuir información falsa en sí misma, y por deformar la información verdadera para hacerla coincidir con las otras mentalidades a las que denuncio.

Denuncio a los participantes de toda forma de represión por represores y a la represión en sí por atañer a la destrucción de la especie.
Denuncio finalmente a mi yo enfermo por impedir que mi centro de energía esencial domine este lenguaje al punto que provoque una total transformación en mí y en quien se acerque a esto.

El rock, música dura, cambia y se modifica, en un instinto de transformación.


Ana no duerme
"no es solamente mi hermana, sino todas las Anas que no duermen. Es ese ser que siempre está esperando. Esa muchacha que espera ser amada, que espera un poco de amistad, de comprensión, que quiere salir de su mundo vulgar de mujer, que quiere ocupar otro lugar. Hay otras Ana que esperan pero no se dan cuenta, y se piensan que están fenómeno. En aquella época, una chica de 16 o 17 no era lo mujer que puede ser ahora."
L.A.S

Plegaria...
bueno, este tema habla por sí mismo. Hay una crítica a la injusticia del mundo, habla a las claras de un sistema represivo. Pero la denuncia se hace con dulzura: tiene la virginidad que le corresponde, en ese sentido. Por más que tenía un gran impacto cuando lo cantaba, si analizás la letra ves que es pura ideología cristiana: el semejante, el prójimo, la solidaridad. Una temática a la que Nietzsche se opone rotundamente.